Hoy te presentamos: Guerrilla Girls
[La mujer en el mundo del arte]
Ellas denunciaban la discriminación y reclamaban una mayor presencia de mujeres en el ámbito artístico. Lo característico de este movimiento fue que sus integrantes no revelaban su identidad y se refugiaban bajo máscaras de gorilas, de lo que tomaron el nombre de guerrilla (ya que su pronunciación en inglés es muy similar a la de gorila), y que para identificarse usaban nombres de artistas mujeres ya fallecidas.
Sus mensajes de protesta estaban plagados de ironía y solían ser muy provocativos, lo que despertó interés hacia el grupo. Una de sus tantas intervenciones, y de las más polémicas, se dio en 1989 en el MET (Metropolitan Museum of Art) en Nueva York, donde colocaron un cartel que expresaba: “¿Las mujeres tienen que estar desnudas para entrar en el MET? Menos del 5 % de los artistas en las secciones de Arte Moderno son mujeres, pero un 85 % de los desnudos en las obras son femeninos.”.
Expresaban una gran crítica hacia el estereotipo del cuerpo de la mujer como objeto de deseo y de consumo. La mujer era concebida como la musa, pero no era imaginable que la mujer fuera creadora de arte: ese lugar pertenecía al hombre.
Las Guerrilla Girls pretendían la difusión del trabajo de las mujeres como creadoras en el arte, al que entendendían no solo como una forma de expresión personal, sino también como manifestación de una realidad social (en este caso, la de las mujeres)… una realidad social que no estaba siendo contemplada. Si bien el grupo dejó de funcionar en el año 2000, siguen realizando el activismo, aunque no con intervenciones tan fuertes como las que solían hacer. Que haya dejado de funcionar no quiere decir que hayan cumplido su cometido; de hecho, es algo que aún se sigue cuestionando.
Hoy en día la mujer sigue siendo objetivizada en el mundo del arte y el cuerpo sigue siendo un objeto de consumo, especialmente el cuerpo femenino. Lo podemos ver en la televisión, en las redes sociales, en las revistas, en la vida misma: la mujer sigue siendo percibida como un cuerpo altamente sexualizado que vende al mercado.
En cuanto a la otra cara, sobre la difusión del trabajo artístico de las mujeres, pensemos en nuestro país: ¿cuántas mujeres artistas conocemos? ¿Cuántas de ellas son reconocidas nacionalmente? ¿E internacionalmente? ¿Cuántas obras de ellas están en los museos? Sin duda, el arte no podía dejar de estar atravesado por la desigualdad de género.