Unorthodox: Una historia de liberación y autoexploración

*¡Atención! Si no viste la serie Unorthodox, tené en cuenta que esta nota contiene spoilers.

Cuando comencé a ver Unorthodox no sabía a qué me enfrentaba. Resultó ser una historia con mucho potencial reflexivo. Como feministas siempre estamos alerta a los comentarios y escenas machistas que puedan contener las diversas producciones audiovisuales. Sin embargo, con Unorthodox no solo somos testigos de esto, sino también de todo el proceso que vive una mujer que busca libertad. En las siguientes líneas voy a reflexionar sobre algunas escenas que llamaron mi atención.

La nueva miniserie de Netflix está basada en Unorthodox: The Scandalous Rejection of My Hasidic Roots, autobiografía de la escritora estadounidense-alemana Deborah Feldman. La dirección, el guion y buena parte del equipo de producción estuvieron integrados por mujeres.

¿De qué trata Unorthodox?

La serie narra la historia de Esty Shapiro, una chica judía de 19 años que vive en una comunidad ultraortodoxa: la comunidad Satmar, radicada en Williamsburg, Brooklyn, Nueva York. Una característica importante es que el estilo de vida de esta comunidad se basa en una división sexual de las labores fuertemente marcada por la desigualdad: las mujeres se ven abocadas generalmente al hogar y familia, mientras que los hombres se dedican al estudio de la Torá o a los negocios.

La serie comienza con una escena en la que Esty “huye” de su comunidad para irse a Berlín en busca de una nueva identidad. En retrospectiva, esta escena tiene una carga emocional bastante importante: nos muestra cómo una niña de 19 años logra salir de una comunidad religiosa en la que sus sueños y deseos se veían mermados para ir en busca del camino hacia la felicidad y la construcción del yo libre de normas, algo mucho más fuerte que simplemente una vida nueva en un nuevo lugar.

Desde ahí, la serie se construye a través de flashbacks de Esty sobre su vida en la comunidad y escenas de su nueva vida en Berlín. Esto genera en el espectador una experiencia única, ya que se muestran las normas de vida de una comunidad jasídica que, para muchos, es ajena e incluso impensable en pleno 2020.

Esty tenía 19 años cuando se casó con Yanky en un matrimonio acordado. Esos acuerdos se hacen entre los padres y el rabino de la comunidad, y los jóvenes no se conocen entre ellos hasta muy poco antes de contraer matrimonio… mucho menos están enamorados. La serie también muestra que las mujeres no pueden mostrar su cabello natural (por eso muchas se rapan la cabeza a cero y usan pelucas o turbantes), no pueden estudiar ni leer por placer, no pueden cantar delante de los hombres y deben caminar en una acera distinta a ellos, aun de sus esposos o hijos.

¿Qué fue lo que más me llamó la atención?

Si bien todas estas normas parecen del siglo XIX, la que más llamó mi atención fue la noción de impureza asociada a la menstruación. El hecho de menstruar se traduce en una prohibición de tocar o ser tocada por el marido. Esto es un claro ejemplo de las normas misóginas que tienen ciertas comunidades respecto de lo femenino o, en este caso, de un proceso natural del cuerpo.

También muestran que debido al holocausto judío o Shoá, la procreación es un factor muy importante dentro de la comunidad. Si bien el sexo no es demonizado, solo se entiende en virtud de la procreación, y no hay espacio para el placer. Esto se ve claramente en la vida matrimonial de Etsy, los problemas que tiene para tener relaciones con su esposo y la escena en que finalmente logran el coito, que me resultó una de las más impactantes: si bien hubo “consentimiento” de Esty, no hubo deseo sexual y algunos podrían considerarlo una violación.

Las escenas de Berlín, por otra parte, muestran una etapa de liberación para Etsy, que hace amigos, descubre el mundo y se acerca a su madre, quien también había abandonado la comunidad jasídica. Esa decisión le costó la tenencia de su hija y la serie muestra la conflictiva relación entre ambas, hasta que Etsy entiende que su madre estaba buscando lo mismo que ella.

La vida de Esty en Berlín no está exenta de dramas, que incluyen la búsqueda de sustento, los choques culturales con sus nuevos amigos, algunas noticias inesperadas y el descubrimiento de que su esposo viajó a la ciudad para buscarla.

En definitiva, Unorthodox nos muestra a una mujer de 19 años valiente, llena de coraje para enfrentarse a un mundo nuevo y desconocido. Una Esty que encuentra en la música un lugar en donde autoexplorarse y conectarse con su yo más profundo, que le había sido negado por mucho tiempo, y que aún muchas niñas y mujeres no pueden conocer.

Redactora: Fran Marín Pinto

Fotografía: Netfix