Una lasaña vegetal para aprovechar toda la acelga
¿Viste en la feria atados de acelga gigantes y no sabés en qué podrías usarlos? Fijate si los tallos tienen buen aspecto… ¡y no se te ocurra tirarlos! Son deliciosos y te sirven, por ejemplo, para hacer una lasaña vegetariana como la que te cuento acá.
¿Qué lleva?
- Un atado de acelga (con tallos anchos y en buen estado).
- Un tomate grande.
- Una cebolla grande.
- Queso en fetas.
- Salsa de tomate.
- Muzzarella rallada.
- Aceite (cantidad necesaria).
- Los condimentos que más te gusten.
¿Qué preciso?
- Una tabla de picar y una cuchilla o cuchillo grande.
- Una olla grande.
- Una fuente para horno, de metal, vidrio o silicona, con paredes altas.
- Una cocina con horno.
¿Cómo se hace?
Lo más engorroso de esta receta es lavar el atado de acelga muy bien: hojas y tallos. Después debés recortar los tallos, porque al ser más gruesos que las hojas, conviene cocinarlos por separado.
Poné un fondo de agua en la olla y llevalo al fuego. Colocá los tallos y ponele tapa a la olla para que genere vapor. Dejalos cocinar unos cuantos minutos; podés ir pinchando los tallos hasta que los notes bastante tiernos (por ejemplo, cuando un tenedor los atraviesa bien, pero no se deshacen). Retiralos con cuidado y dejalos escurrir. Hacé lo mismo con las hojas (lleva menos tiempo que los tallos, sacalas apenas veas que reducen su tamaño y quedan más oscuras). Pasalas un rato por debajo de un chorro de agua fría para detener la cocción y dejalas escurrir.
Colocá una sartén con un chorro de aceite al fuego. Picá la cebolla y echala a la sartén. Agregale un poco de sal enseguida para que se cocine sin dorarse. Cuando veas que está transparente, agregale las hojas de la lasaña picadas. Podés condimentar con lo que quieras, a mí me gusta ponerle pimienta, nuez moscada y una mezcla de ajo y perejil seco, por ejemplo. No es necesario que cocines mucho tiempo más después de que echaste las hojas, porque ya estaban cocidas, es solo para mezclarlas con la cebolla y los condimentos.
El último paso antes de armarla es cortar el tomate en rodajas. ¡Listo!
Buscá la fuente en la que la vas a cocinar y armá tu lasaña así: en el fondo, colocá una capa de tallos (podés ponerles sal y pimienta por encima, a gusto). Luego colocá parte de las hojas cocidas con cebolla para formar una segunda capa. A continuación, hacé una tercera capa con rodajas de tomate y por encima ponele fetas de queso (o queso rallado, lo que tengas). Podés repetir tantas veces como precises para usar todos los ingredientes (o hasta que se te llene la fuente). Al final cubrila con salsa de tomate y arriba ponele la muzzarella.
Llevala al horno para que el queso se funda y todo quede bien caliente (no muchos minutos, porque lo único crudo es el tomate y se cocina muy rápido). ¡Buen provecho!
Variantes
Si no sos vegetariana, le podés poner fetas de jamón intercaladas.
Podés agregarle otros vegetales en láminas: zapallitos, berenjenas, morrón en tiritas… ¡usá tu creatividad!
Tips
Cuando está fría es más fácil de cortar y servir (¡va a depender de cuánto apuro tengas para comer!).
Si ponés avena o pan rallado en el fondo de la asadera, va a absorber buena parte de la humedad que va a largar la lasaña, pero si no te copa siempre podés escurrirla un poco al momento de servir.
Dato irrelevante (o no)
A los tallos de la acelga también se les dice pencas, y quedan deliciosos también si después de cocinarlos como en esta receta los pasás por huevo batido y pan rallado y las horneás o freís para hacerlos tipo milanesa. ¡Nunca los descartes!
Ine
Me gusta todo lo que tenga que ver con las letras: leo, escribo, corrijo, vivo entre papeles y pantallas. No puedo vivir sin descubrir música nueva.