Mitos sobre desórdenes alimenticios que debés desterrar
Cuando hablamos de trastornos alimenticios, tendemos a pensar en un estereotipo muy marcado: una mujer joven, blanca, muy delgada. Es real que hay ciertas prevalencias (en mujeres, por poner un ejemplo), pero la realidad es que muchas veces no tenemos claro qué son los trastornos alimenticios, a quiénes afectan ni cómo. Hoy te invito a desterrar algunos de los mitos que los rodean.
Todos podemos tener un trastorno o desorden alimenticio
No importa cuál sea tu género, edad, etnia, nivel socioeconómico o peso corporal, igual podés padecerlos. Saber esto permite estar atentos y ayudar a las personas que lo sufren de mejor manera.
Que no tenga todos los síntomas de un trastorno no significa que no tenga un desorden alimenticio
Hay personas que no cumplen con todos los síntomas o no entran dentro de los denominados trastornos por el criterio más difundido, el que incluye la bulimia nerviosa o la anorexia nerviosa, por lo que muchas personas (incluso ellos mismos) consideran que no tienen ningún problema y por lo tanto no precisan ayuda. Sin embargo, la mayoría de las personas son diagnosticadas con OSFED (de la sigla en inglés para Other Specified Feeding and Eating Disorders), que engloba a todos los tipos de desórdenes alimenticios. Un ejemplo bastante conocido es la ortorexia, que es la obsesión por ser saludable.
Instagram no genera un desorden alimenticio
Es cierto que las imágenes de cuerpos perfectos que abundan en las redes sociales muchas veces pueden jugar un papel importante, pero no necesariamente son la única causa del desorden alimenticio. Sí es cierto que ver este tipo de imágenes puede empeorar la autoestima cada vez más y ayudarte a entrar en el espiral, pero los desórdenes alimenticios son multicausales.
¡Es importante recibir ayuda!
Recibir ayuda es importante en cualquier momento, pero especialmente al principio. Así que si un amigo o familiar está teniendo actitudes con la comida que consideres extrañas, tal vez es momento de confrontarlo y ofrecerle ayuda. Quizás sea difícil, pero podrías estar salvándole la vida.
Hablá con esa persona de manera tranquila, en un lugar privado y, sobre todo, haciéndole saber que estás para ella y que te preocupás porque la querés. Es importante que le cites los elementos que te hacen sospechar de que tiene un trastorno o desorden alimenticio. Tené en cuenta que la persona puede ponerse a la defensiva o incluso ser hiriente, y que puede precisarse mucho más que una charla para lograr que se abra y busque ayuda profesional.
Ahora que ya sabés estos mitos sobre los desórdenes alimenticios, podés tener un poco más de información y saber cómo manejarte mejor si alguien cercano a vos está teniendo actitudes extrañas. No dudes en preguntarnos si tenés cualquier duda.