Frida y León eran amantes
[Opinión]
Frida Kahlo y León Trotsky eran amantes. ¿Amantes? ¿Será esa la palabra que define el vínculo? Ella en una carta le escribió: “Jamás en toda la vida olvidaré tu presencia. Me acogiste destrozada y me devolviste íntegra, entera.” Yo creo que la palabra sí es amantes. Pero de los que se aman. No de los que engañan. No con el significado horrible que el patriarcado se ha empeñado en ponerle a una palabra que solo habla de amor.
Todas hemos escuchado hablar de amantes como aquellos que tienen una relación en secreto. Un vínculo prohibido. Los amantes son los que traicionan. Históricamente, las mujeres hemos sido las amantes de los hombres. También se utiliza la palabra querida para hacer referencia a ese vínculo. El machismo del lenguaje logró dar vuelta el significado de ser querida hacia algo que nos deja mal paradas: ser una querida es algo malo.
Habitualmente, se muestra a los hombres en pareja heterosexual como los que tienen amantes o queridas. Hay una mujer, una esposa, que es víctima de un engaño, de una mentira. Y otra, por fuera de esa relación de dos, que cumple el papel de amante. De ser tercera. Que distorsiona la monogamia. La sociedad occidental le ha buscado la vuelta desde siempre para justificar al hombre que tiene relaciones por fuera del vínculo monogámico. No así a la mujer, a quien se la juzga y se la tilda de promiscua.
Muchas mujeres también nos cuestionamos la monogamia como norma. O, por lo menos, nos estamos poniendo a pensar si será cierto que las relaciones amorosas sí o sí son de a dos y si duran para toda la vida. Y generar los ámbitos para discutirlo está buenísimo. Lo importante es conversarlo con la persona que tenés al lado y elegir vínculos que se den desde el respeto y en los que nadie salga lastimado.
¿Saben qué puede ser revolucionario? Que nos apropiemos del término amante por lo que significa. Que estemos orgullosas de ser mujeres amantes. De ser mujeres queridas. De ser amantes de nuestros vínculos. De nuestras parejas, de nuestra familia, de nuestras amigas. Que aceptemos ser queridas por los otros y por nosotras mismas.
Como Frida, que era una mujer amante.