Sopa de zapallo o calabaza
Opa, opa: con los días fríos no hay nada más reconfortante que un buen tazón de sopa cremosa y calentita. En esta nota te cuento una o dos formas muy fáciles de hacer una sopa casera de zapallo o calabaza.
Aclaración: Hacer sopa es de lo más fácil y versátil del mundo. Acá te dejo un par de ideas, pero animate a probar con distintos ingredientes y técnicas para prepararla. ¡Es muy difícil que falles!
Aclaración 2: No voy a poner cantidades muy exactas, porque va a depender del tamaño de tus ollas. Te dejo una idea de proporciones básicas.
¿Qué lleva?
- 1 zapallo o calabaza medianos (puede que prefieras alguno en particular, pero si te da lo mismo que sea zapallo criollo, kabutiá o calabaza, elegí el que esté de temporada y sea más barato).
- 1 cebolla mediana.
- 1 o 2 dientes de ajo.
- El aceite que más te guste: cantidad necesaria (solo para la opción al horno).
- Caldo de verduras: puede ser un caldito comprado o casero si tenés de alguna cocción de verduras que hayas hecho antes; necesitarás un par de tazas aproximadamente (solo para la opción al horno).
- Hierbas a gusto: elegí la que más te guste, yo suelo usar romero (una o dos ramitas es suficiente).
- Condimentos (cantidad a gusto, siempre se puede rectificar cuando se termina la sopa): sal gruesa, pimienta, curry o un toquecito de canela (opcional, obvio, ¡pero queda tremendo!
¿Qué preciso?
Una olla bastante grande o una chapa de horno. Una cuchilla grande y un cuchillo más pequeño. Cocina con horno y hornallas. Licuadora o mixer.
¿Cómo se hace?
Te voy a dar dos opciones de cocción, que dependen del tiempo que quieras dedicarle y de tus ganas de hacerlo más simple o más complejo. De las dos maneras queda buenísima.
Hervida (esta versión no lleva ni el aceite ni el caldo):
Lavá bien y cortá el zapallo en trozos grandes (podés dejarle la cáscara para que le dé un buen sabor).
Pelá y lavá la cebolla y cortala en cuatro. Pelá los dientes de ajo y aplastalos con la parte plana de una cuchilla. Poné todo eso en la olla con abundante agua (que cubra todos los vegetales), agregale un buen puñado de sal gruesa y las hierbas y condimentos que hayas elegido. Ponelo al fuego y dejalo hervir hasta que pinches el zapallo y lo notes blandito (se desarma apenas tocándolo con un tenedor). Apagá el fuego y esperá que se enfríe un poco.
Pescá las verduras con un cucharón y colocalas en la licuadora (si usaste el zapallo con cáscara, deberás raspar la pulpa con una cuchara y colocar solo la pulpa). Luego andá agregando de a poco el líquido de cocción y licuá hasta que todo quede homogéneo y cremoso. Tenés que ir probando cuánto líquido le querés poner para la textura que más te guste. También es hora de rectificar los condimentos, agregando un poco más de lo que te parezca que falta.
¡Listo! Tenés un montón de sopa que podés guardar varios días en la heladera o incluso congelar por porciones.
Al horno:
Pelá el zapallo y cortalo en cubos no muy grandes. Colocalo en una chapa de horno con aceite y remové los cubos para que se impregnen un poco con el aceite por todos sus lados. Idealmente la cantidad de zapallo es la necesaria para que toda la chapa quede cubierta y no más, porque así se carameliza bien en contacto con la chapa (podés hacer más de una tanda de horneado, pero te va a llevar bastante tiempo).
Agregá la cebolla (pelada y lavada) en trozos grandes y los dientes de ajo pelados y aplastados. Esparcí por encima un puñado de sal y las hierbas y condimentos que quieras. Llevalo al horno a 180 grados por lo menos 45 minutos (andá sacándolo y removiendo para que los cubos roten sus caras contra la chapa).
Cuando veas que el zapallo está tierno y dorado, está pronto. Debés tener a mano y caliente un par de tazas de caldo de verduras (podés hacerlo con agua y un caldito comprado o si tenías caldo casero guardado, calentalo). Colocá en la licuadora las verduras asadas, andá agregando de a poco el caldo y licuá hasta obtener la consistencia deseada. Rectificá los condimentos a gusto.
¡A servir!
Las variantes son miles: a todos nos gusta que la sopa tenga algún “tropezón”, algo que te encuentres cuando la vas tomando: pueden ser cubitos de pan tostado, semillas, cubitos de queso (se van a derretir), una cucharada de queso crema, lo que se te ocurra para decorar y darle ese toque extra.
Variantes
Podés agregar otros vegetales que te gusten, solo tenés que probar que estén bien cocidos según el tipo de vegetal que sea y listo. En cuanto a los condimentos, las variantes son infinitas. Si no sos vegana y querés una sopa más cremosa le podés agregar un par de cucharadas de queso crema al momento de licuar.
Tips
Si hacés mucha sopa te recomiendo que congeles en tuppers pequeños para que puedas recalentarlo rápido y tengas sopa por mucho tiempo.