Ni “cool” ni “tierno”: romantización y comercialización de los trastornos mentales
Los trastornos mentales son un problema serio y no deben banalizarse. Romantizarlos en relatos de ficción o usarlos como una moda para comercializar objetos es peligroso e irresponsable. Te contamos un poco más en esta nota.
¿Qué son los trastornos mentales?
Si bien son muy diversos y se manifiestan de modo diferente, los trastornos mentales se caracterizan por provocar alteraciones en el pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones con otras personas.
Los trastornos mentales son silenciosos, pero afectan profundamente la vida de muchas personas. La desinformación ha provocado que algunos crean que estas afecciones no son más que una ilusión, es decir, que una persona puede decidir si estar enferma o no, que puede mejorar su situación con fuerza de voluntad.
¿Qué puede causar un trastorno mental?
Cualquier persona en cualquier contexto y en diferentes momentos de su vida puede ser diagnosticada con algún trastorno mental. No hay solo una causa, pero es importante destacar que nada tiene que ver el carácter de las personas y que sufrir un trastorno mental no es un signo de debilidad.
Algunos de los motivos por los que pueden aparecer son:
- Genes e historia familiar y personal: si bien existe una vulnerabilidad genética, esta puede despertarse o no según la historia familiar y personal, así como de la constitución psíquica de cada persona.
- Experiencias de la vida: estrés o traumas, como vivir una situación de abuso.
- Desequilibrios químicos en el cerebro.
- Lesiones cerebrales.
- Consumo de alcohol o drogas.
¿Cómo se tratan los trastornos mentales?
Para atender a quienes sufren algún trastorno mental hay dos tratamientos que deben combinarse: la psicoterapia y la farmacología. En ambos casos, los tratamientos que deben ser indicados y controlados por profesionales. En Harta nos asesoramos con compañeras psicólogas y ellas pueden ayudarte si tenés dudas acerca de cómo proceder. ¡No dudes en escribirnos!
¿Qué pasa con la comercialización y la romantización de los trastornos mentales?
En los últimos años, con el auge de Tumblr y más recientemente con Twitter y su crudeza irreverente, los trastornos mentales parecen haberse convertido en una “moda” y se han banalizado o incluso se han vuelto objetos comercializables.
Tiempo atrás, una artista reconocida lanzó una línea de ropa y, para sorpresa de muchos, una de las estampas de sus prendas rezaba “ansiedad”. ¿Cómo es esto? ¿Acaso sufrir de ataques de pánico, taquicardia, insomnio e hiperventilación es una moda? ¿Cómo el padecimiento de tantos pasó a ser parte del mercado de consumo? ¿Ser agorafóbico o padecer de mutismo selectivo es algo lindo y utilizable? ¿Compraríamos remeras que hicieran referencia a enfermedades como el cáncer, la tuberculosis o las ITS?
Desde hace tiempo que los trastornos mentales aparecen banalizados en los relatos de ficción y se romantizan: la persona con trastornos de depresión está triste, la persona que padece ansiedad está simplemente ansiosa, la chica anoréxica es símbolo de delicadeza. Por mencionar un ejemplo, pensemos en Skins, una serie británica de éxito masivo que mostraba con crudeza un tipo de adolescencia destructiva, en la que personajes anoréxicos, depresivos y violentos vivían una vida de excesos que se presentaba como el sueño de cualquier adolescente.
Con la romantización de este tipo de trastornos no solamente perjudicamos a quienes los sufren, sino que le otorgamos poder a otros para apropiarse del padecimiento ajeno.
No es “cool”, no es “épico”, no es “tierno”
Este tipo de enfoque hacia los trastornos mentales es negativo e incluso puede perjudicar la recuperación de quienes los sufren. La desinformación puede llegar a ser igual de problemática que la invisibilización o el tabú.
Muchos adolescentes sufren en silencio, muchos jóvenes deben llevar sobre sus espaldas el peso de un trastorno mental. Es nuestro deber como sociedad ayudarlos a tener las mejores herramientas posibles para sanar, y el primer paso es tomarlos en serio.
